ALEJANDRO SUSTI presenta poemario

En la Feria Internacional del Libro de Lima, el jueves 30 de julio a las 19:00, el reconocido músico y escritor peruano ALEJANDRO SUSTI presenta su poemario CADÁVERES.

¿Por qué CADÁVERES?
El libro lo comienzo a escribir por el 2005, cuando estoy preparando un curso de lírica hispanoamericana del siglo XX y tengo todo el verano por delante para hacerlo. Leo a Alejandra Pizarnik; “Yo canto/ No es invocación. / Sólo nombres que regresan”. Y luego leo a Vicente Huidobro, Oliverio Girondo, Pablo Neruda, Nicanor Parra, Raúl Zurita. Y leyéndolos empiezo a escribir los primeros poemas de este libro, porque uno necesariamente imita el gesto de los otros al pasar fugazmente por ese cementerio de palabras que es la literatura. Inicialmente, el poema “Cadáveres” era un largo poema que intentaba hacer, con mis propias limitaciones, lo que hace Huidobro en sus poemas de largo aliento: en Ecuatorial o en Altazor, por ejemplo. Esta primera búsqueda se dio en otros poemas que imitaban el tema del fracaso de la experiencia de la poesía retratado en la imagen infructuosa del vuelo de Altazor. De todo eso, creo, todavía queda algo en la primera sección del libro: en poemas como “Intento” o “Espadas”. Más tarde, fue surgiendo clara la idea de que el tema central del libro radicaría en la persistencia de la idea de la muerte, lo único realmente perdurable más allá de los nombres y las palabras, y que la única manera de hacerlo sería a partir de los infinitos fragmentos o pedazos de uno mismo y del mundo que guarda la memoria: los tulipanes que mi madre siembra y florecen increíblemente bajo el invierno limeño de la casa de Chinchón, los guantes de mi abuelo, su torno, su máquina de escribir, las fotos de “El Comercio” de los equipos de fútbol pegadas en la pared de mi cuarto, entre tantos otros. Pero, como sucede con las cosas de la memoria, uno siempre elige lo que recuerda y al hacerlo desfigura, barniza, oculta y, por último, hace desaparecer lo que fue. Y en esa curiosa operación de reinventar o construir un mundo de las cenizas uno se vale de las palabras y con ellas va erigiendo un castillo silencioso de palabras que tendrá una vida muy distinta a la de sus referentes.

En los siguientes años se fueron agregando al libro otros poemas cuya forma y temática no hizo más que ahondar el proyecto inicial, poemas alimentados a su vez por otro tipo de experiencias que prefiero guardarme por pudor. La imagen de la muerte asumió sucesivamente la forma de los insectos, las plantas, la hierba, los árboles, la playa, los cielos, la luz, las sábanas, los hijos, los padres, la familia. Agregué algunos textos de corte narrativo en la tercera sección con miedo a que el volumen perdiera su unidad (uno de ellos—“Ondas del éter”—incluso fue pensado para un volumen de narraciones que espero salga más adelante) y, por último, la sección erótica, la cuarta, creció súbitamente con unos tres poemas escritos durante el último verano, uno de ellos—“Espantos” —escrito desde la voz de una mujer, cosa que incluso a mí mismo me pareció extraño. Finalmente, la última sección quedó para los textos que directamente abordaban el tema de la muerte, uno de ellos—“Nómina de huesos”—basado en el terrible testimonio de una informante de las audiencias de la Comisión de la Verdad y, por su título, también alusión al poema de César Vallejo.

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